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Escucha, hermano, y ven de junto al fuego dulce al balcón a mi lado a ver: en la dorada Salamanca está nevando: año pues de milagro, amén. Hay que estrujar el zumo de las largas noches; junto al fuego de acá y de allá hacerse amigos muchos y los corazones con palabra de oro atar, que, al apuntar del trigo, para guerra larga tantas manos estén en flor. Es el invierno, hermano: duermen las marmotas: como orza de vino ardiente vela y vive tu corazón.
Un poema de Agustín García Calvo, donde se plantea una situación muy concreta; en la ciudad de Salamanca, en invierno y en una nevada.
Y en esta situación el yo poético se encuentra con un tú poético; y este encuentro es el momento de la fraternidad (en medio de circunstancias duras), de hablar, de compartir y de disfrutar de la compañía.
Una poesía sobre el calor humano, cuando más falta hace o más contrasta con las condiciones de vida.
Cálido y agradable.