Álamo blanco
Arriba canta el pájaro
y abajo canta el agua.
(Arriba y abajo,
se me abre el alma).
¡Entre dos melodías,
la columna de plata!
Hoja, pájaro, estrella;
baja flor, raíz, agua.
¡Entre dos conmociones,
la columna de plata!
(¡Y tú, tronco ideal,
entre mi alma y mi alma!)
Mece a la estrella el trino,
la onda a la flor baja.
(Abajo y arriba,
me tiembla el alma).
Un poema de Juan Ramón Jiménez, a partir de la contemplación de un álamo blanco -anunciado en el titulo-, que provoca unas reflexiones y unas emociones poetizadas.
A esta visión del árbol se añaden los elementos naturales de un ave cantora y del agua, a los que se suma el yo poético -en un paisaje nocturno-; el resultado es un éxtasis vital y momentáneo (de belleza y de comunicación con la naturaleza) de la primera persona lírica magníficamente expresado literariamente.
Formalmente, la poesía, de arte menor y en tres estrofas, es un trabajo de joyería en su condensación y esencialismo; la puntuación, la parquedad verbal y la exactitud y el preciosismo de los recursos literarios convierten a esta composición en una obra lírica excelente.
Gracias a Sonia Saballs por su lectura.