Amor de hombre


Como un don planetario,
recién nacido celeste,
a mí,
al rebelde varón de mirada perpleja,
has llegado por las venas secretas
de tus pupilas debutantes,
en edades remotas haciéndote
dulce relámpago de sangre
en los resecos destierros de mi pecho…
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No sirven ya las jóvenes palabras masculinas
pues el temblor es sísmico de larva solar
y la mudez cala en el centro de mis lagunas,
donde tú,
oculta mensajera temblorosa
de la dulce carne que morirá,
emerges, ritmo tímido
de rosas madrugadas,
pálida estremecida
bajo mi asombro de sólo océano viril,
terriblemente sediento
de tu pan.
 
Reconociéndote
con aquel aire púrpura,
que cuando yo era niño
rodeaba de sábados azules
las altas torres de nuestra ciudad…
…y el vasto mundo
se hace sentido puro.

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Un poema de Miguel Labordeta (sí, hermano de José Antonio Labordeta y uno de los poetas más significativos de la posguerra española), cuyo rasgo esencial es su estética surrealista.

Así, esta composición de conforma de imágenes más allá de la simple comprensión racional (dulce relámpago de sangre), sorprendentes y de una adjetivación llamativa.

Y a todo esto, la poesía muestra -a partir del título- la declaración de amor hacia alguien; una emocionalidad aumentada con una expresión lírica muy dinámica.

Gracias a Santi Herrera por su lectura -un aragonés leyendo a un aragonés- y por la realización del vídeo.

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