Aunque tú no lo sepas
«Como la luz de un sueño,
que no raya en el mundo, pero existe,
así he vivido yo
iluminando
esa parte de ti que no conoces,
la vida que has llevado junto a mis pensamientos.
Y aunque tú no lo sepas, yo te he visto
cruzar la puerta sin decir que no,
pedirme un cenicero, curiosear los libros,
responder al deseo de mis labios
con tus labios de whisky,
seguir mis pasos hasta el dormitorio.
También hemos hablado
en la cama, sin prisa, muchas tardes
esta cama de amor que no conoces,
la misma que se queda
fría cuanto te marchas.
Aunque tú no lo sepas te inventaba conmigo,
hicimos mil proyectos, paseamos
por todas las ciudades que te gustan,
recordamos canciones, elegimos renuncias,
aprendiendo los dos a convivir
entre la realidad y el pensamiento.
Espiada a la sombra de tu horario
o en la noche de un bar por mi sorpresa.
Así he vivido yo,
como la luz del sueño
que no recuerdas cuando te despiertas».
Un poema de Luis García Montero muy conocido, un hito dentro de su obra, convertido además en canción.
El poemario de este autor, así como esta composición, se caracteriza por el realismo cotidiano: la ciudad, el hogar, el amor, el bar o la noche son temas recurrentes y muy bien poetizados.
En esta poesía, el tú poético (fuente y motivo de la composición) es una mujer -el eterno femenino- muy cercana al yo poético.
Pero esa cercanía del tú poético es una idealización, porque el juego poético consiste en la suposición de una relación amorosa entre ambos, una sublimación lírica del deseo, un mundo de amor perfecto y reconocible, mas no vivido en la realidad.
Una bella expresión del deseo no realizado, de la idealización de la mujer amada (un tema crónico en este género) y de las ganas de amar.