Cuando nace un hombre

Antoniacrianza-del-bebe

Cuando nace un hombre 
siempre es amanecer 
aunque en la alcoba 
la noche pinte negros cristales. 

Cuando nace un hombre 
hay un olor a pan recién cocido 
por los pasillos de la casa; 
en las paredes, los paisajes 
huelen a mar y a hierba fresca 
y los abuelos del retrato 
vuelven la cara y se sonríen.

Cuando nace un hombre 
florecen rosas imprevistas 
en el jarrón de la consola 
y aquellos pájaros bordados 
en los cojines de la sala 
silban y cantan como locos. 

Cuando nace un hombre 
todos los muertos de su sangre 
llegan a verle y se comprueban 
en el contorno de su boca. 

Cuando nace un hombre 
hay una estrella detenida 
al mismo borde del tejado 
y en un lejano monte o risco 
brota un hilillo de agua nueva. 

Cuando nace un hombre 
todas las madres de este mundo 
sienten calor en su regazo 
y hasta los labios de las vírgenes 
llega un sabor a miel y a beso. 

Cuando nace un hombre 
de los varones brotan chispas, 
los viejos ponen ojos graves 
y los muchachos atestiguan 
el fuego alegre de sus venas. 
Cuando nace un hombre 
todos tenemos un hermano.

Un poema de Ángela Figuera sobre el nacimiento (general, de un hombre y de todos) y sobre la compulsión poética (poetizada) que ese fenómeno natural produce en todos y en todo.

En siete estrofas enlazadas por un verso inicial anafórico y casi sentencioso, se presentan unas bellas imágenes donde aparecen la familia afectada y el ámbito familiar y físico (que cambia y se poetiza con el nacimiento).

Un poema fraternal, un canto de alegría ante una nueva vida.


          
        

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