Cuestiones


A orillas del mar desierto,
junto al piélago intranquilo,
un joven lleno de dudas
se detiene pensativo,
y así a las ondas inquietas
dice con aire sombrío:

– “Explicadme de la vida
el arcano no sabido,
enigma que tantas frentes
ardieron por descubrirlo;
cabezas engalanadas
con adornos pontificios,
frentes con mitras hieráticas,
con turbantes damasquinos,
con birretes doctorales,
con pelucas, con postizos
cabellos, y tantas otras
cabezas que el escondido
enigma saber quisieron,
decidme, yo os lo suplico:
¿Qué es el hombre?, ¿de dó viene?
¿adónde va su camino?,
¿qué habita en el alto cielo
tras los astros encendidos?”

El mar su canción eterna
murmura triste y dormido;
sopla el viento; huyen las nubes;
los astros en el vacío
fulguran indiferentes
con sus resplandores fríos,
y un demente una respuesta
espera en tanto intranquilo.

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Un poema del poeta alemán Heinrich Heine, con una ambientación propia de la estética romántica que inicia el texto, y vuelve a parecer al final, con la soledad, la intranquilidad y la inmensidad de la naturaleza, y donde se sitúa un protagonista lírico que responde al joven romántico al uso.

Y este hombre interviene con una apelación a los demás, a quienes nos interpela sobre el gran enigma (literalmente, pregunta sin respuesta) del hombre, de su existencia y de la misma existencia de todo (una respuesta, según el propio protagonista que duda, que los más sabios en el pasado no han sabido responder).

Un poema que es un ejemplo, por una parte, de la lírica romántica, y, por otra parte, un antecedente de la preocupación existencialista, y casi nihilista, desarrollada más tarde por otros artistas, siguiendo el camino iniciado por este autor.

Gracias a Alexander Althukov, alumno de nuestro Centro, por la lectura de esta poesía.

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