De pintor a pintor
(El atardecer es la hora de la Pintura. Tiziano.) Pintar no es ordenar, ni ir disponiendo, sobre una superficie, un juego vano, ni colocar unas sombras sobre un plano, ni empeñarte en tapar, en ir cubriendo; pintar es tantear -atardeciendo- la orilla de un abismo con tu mano, temeroso adentrarte en lo lejano, temerario tocar lo que vas viendo. Pintar es asomarte a un precipicio, entrar en una cueva, hablarle a un pozo y que el agua responda desde abajo. Pintura no es hacer, es sacrificio, es quitar, desnudar; y trozo a trozo, el alma irá acudiendo sin trabajo.
Un poema de C. González a propósito del arte de la pintura.
Es una negación de lo que no es pintar y una afirmación de lo que es pintar.
En cuatro estrofas, el poeta desglosa la esencia de la acción de pintar, en qué no consiste y en qué consiste.
En definitiva, ser pintor es un acto humano íntimo, espiritual, de descubrimiento (todo arte en una invención o un descubrimiento de lo que antes no existía, pues se crea algo nuevo).
Unas bellas palabras y expresiones, una hermosa expresión poética para hablar de algo tan bello como la expresión artística de la pintura.
Dan ganas de ponerse a pintar, como debería dar ganas de escribir poesía el leer poesía.