De sí mismo


Sobre los verdes mirtos recostado
quiero brindar, y sobre tiernos lotos,
y que al Amor, al cuello
con una cinta el palio recogido,
escancie el vino en mi profunda copa.
 
La breve vida pasa dando vueltas
cual la rueda de un carro,
y cuando se deshagan nuestros huesos
yaceremos en polvo convertidos.
 
¡Para qué entonces derramar ungüentos
sobre la tierra helada? ¿De qué sirve
libar sobre la tierra que nos cubra?
Mejor úngeme ahora,
coróname de rosas perfumadas
y haz que se acerque la mujer que adoro…
 
Mientras llega el momento
de acudir a las danzas infernales,
quiero vivir ajeno de cuidados.


Un poema del poeta griego clásico Anacreonte escrito hace unos dos mil quinientos años. Este autor creó una poesía hedonista, de búsqueda de y de reafirmación en el placer, asociado al amor y a los sentidos.

Y reflejo de su estilo es esta composición. En primera persona, se hace una categorización entre la vida y sus encantos (el vino y la embriaguez, los olores gratos, el amor de una mujer y la despreocupación) y la muerte (la transformación en nada y el escaso valor de los ritos ante ella).

Un hermoso encanto al disfrute de la vida, mientras se vive, de una sorprendente contemporaneidad (algo característico de la poesía clásica, su pervivencia),

Gracias una vez más a Olga por su recitación.

También te podría gustar...