Doble despedida “humana y esperanzada”
Este pasado viernes, entre risas nerviosas y algunas lágrimas, despedía a mis alumnos/as de 2º curso de Bachillerato de la asignatura de Religión del I.E.S. “Santiago Apóstol” de Almendralejo.
Me despedía de ellos/as y me despedía de esta asignatura que deja de ofrecerse el año que viene en este curso.
Durante esta última etapa de bachillerato, he disfrutado mucho con esta clase. Poner en valor la mirada humanística de estos jóvenes y sacar de cada sesión regalos y dones únicos ha sido para mí un auténtico regalo. En el fondo de la metodología pedagógica, nuestro: ver, juzgar y actuar.
Estos dos últimos años han estado llenos de muchos momentos, los agobios, el sentido del estudio, la vocación, la definición de su personalidad, el acompañamiento de las familias; especialmente de las madres y padres y de los abuelos/as, las emociones, los sentimientos. Todo esto en el marco de una asignatura que nos ha permitido dialogar y reflexionar sobre nuevos horizontes que nos ofrezcan claves de vida, apuestas profundas de las personas que quieren ser y construir, de las relaciones que son sanas y curan la vulnerabilidad con afecto y protección verdadera, de construcción de una juventud viva y esperanzada.
Ahora cierran su etapa en el instituto para abrir nuevos caminos, afrontar nuevos retos y dejarse sorprender por lo que la vida les tenga preparados.
En las últimas sesiones hemos profundizado en su Proyecto Personal de Vida y Acción (PPVA), reflexionando sobre su “ser jóvenes en el mundo de hoy”, analizando sus relaciones, sus amigos, su compromiso, poniendo especial acento en su dimensión más social y solidaria.
Como docente ha sido un auténtico privilegio poder acompañar cada una de sus vidas: Isabel, Sonia, Andrea, Abel, Marta… y especialmente disfrutar de sus reflexiones, a estos jóvenes que no les da igual lo que está pasando en su ambiente estudiantil y juvenil. Les deseo un buen camino y sobre todo que nunca pierdan la ilusión por seguir siendo protagonistas de sus vidas y de su interior sanado y sanante. Qué estos espacios compartidos durante estos dos años, hayan sido un punto de encuentro y clave de proceso para la tarea interior y comunitaria que afrontan en esta nueva etapa.
Os quiere, José Ortiz Jiménez (profesor de Religión)