Sabor a legumbres.
Las legumbres hervidas, golpeadas
a fuego en las cazuelas, espesaron
una parte del agua, retuvieron
otra parte consigo.
Después que estáis sentados a la mesa
los míos de la sangre -cinco- pienso
que es posible que coman en el mundo
muchas gentes, hoy, esto.
Ahora que tenemos sobre la lengua la misma pasta de la tierra,
puedo olvidar mi corazón y resistir las cucharas.
Yo siento
en el silencio machacado
algo maravilloso:
cinco seres humanos
comprender la vida a través del mismo sabor.
Antonio Gamoneda.
COMENTARIO:
El poeta Antonio Gamoneda presenta una situación, nunca mejor dicho, muy familiar: los miembros de una familia comen juntos.
Los míos de la sangre –los seres más cercanos al yo poético-… vienen a repetir lo que muchos otros estarán haciendo (y que a otros muchos otros les gustaría hacer).
El alimento compartido es cocinado, es simple y es fruto natural de la tierra; lo más arraigado a la tierra como arraigo es la familia.
En compañía (de los más cercanos, de los más íntimos) uno puede olvidarse de sí mismo y a la vez estar / aguantar / disfrutar con / a / de los demás.
Compartir la comida, así de simple, es compartir parte de la vida.