El resto era silencio (a propósito del 8M)
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Hubo mujeres
que procuraron borrar con su escritura
la escritura de siglos y siglos y siglos
de escritura.
Hubo mujeres que trataron
de poner sus palabras
encima de palabras anteriores:
las que ellos habían dejado caer
sobre sus bocas,
al tiempo que apretaban las mordazas.
Hubo mujeres que intentaron
romper los relatos de piedra
que habían sido tallados al principio del mundo
(repitiéndose desde entonces
alrededor del fuego,
donde se cuentan las cosas importantes).
Hubo mujeres que aprovecharon
que sus hijos cantaban en la iglesia
para rayar la luz de las vidrieras
buscando bajo la Verdad otras verdades.
Hubo mujeres que apartaron de un manotazo,
como se aleja a las moscas de la sopa,
a Santo Tomás, a Freud, a Milton
y al resto de señores con sombrero
para quienes ellas fueron únicamente
unos seres delgados, susurrantes.
Hubo mujeres que,
al escribir, borraron,
pues sospechaban que sólo
en mitad de esa raya
con forma de horizonte
se abría un punto de fuga diminuto:
el único posible.
Hubo mujeres que supieron,
sin que nadie tuviera que decirlo,
que una vez superados los confines
de aquella tachadura,
el resto era silencio.
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Un poema de Olalla Castro -doctorada por la Universidad de Granada y licenciada por la de Sevilla, poeta, ganadora de varios premios de poesía, cantante y letrista…-que se compone de siete estrofas con versos libres, como estructura poética más evidente, y que empiezan con la expresión anafórica Hubo mujeres que…
En las cinco primeras estrofas, aparece un repaso histórico/lírico de los logros sociales y culturales con los que las mujeres -algunas mujeres, en una reivindicación personal y grupal- han conseguido una presencia y una voz propia, diferentes a otras.
En las dos últimas estrofas, el carácter lírico del texto aumenta; la escritura -la actividad de escritoras- ha supuesto un reto, una ruptura, desde la que no había pautas, normas o referentes, y todo debe ser creado desde el principio, así como las reacciones que podrán aparecer (según parece decir el último verso, que es también el título del poema).
Una poesía excelente, en su expresión lírica y en su carácter de reconocimiento de un esfuerzo y una autoafirmación (muy a propósito de la celebración del Día Internacional de la Mujer el ocho de marzo).
Gracias a Olalla Castro por su amabilidad y por la lectura de su propio poema.