En nuestra cama

Me veo dormida
en la cabaña pequeña, caliente y perfectamente ordenada
del sueño,
tú y yo juntos en medio de la cama,
acoplados como dos libros que se cuentan sus historias a sí mismos,
leyéndolas en el envés de los párpados,
en medio de la cama de los dos
y dos grandes orillas a cada lado
en las que dejamos todo lo que nos sobra para este viaje.
 
Tu cuerpo se alza frente a mí
como una cordillera de montañas
que se alzan abruptas desde la llanura
como un mapa visto a contraluz,
una duna a la que el viento de la noche va dando forma.
 
Y siento estar dormida,
no oír el mar en tu respiración,
no ver la ropa que nos espera en las sillas
como parientes lejanos que no piden nada.
 
Siento estar dormida
Y perderme el más alto grado de nuestra intimidad,
la noche que nos deja perfectamente solos,
perfectamente nuestros.
 
Mañana, al paisaje que éramos de noche
lo cruzarán turistas e intrusos
y yo esperaré regresar a ese momento
que soy incapaz de recordar.

Un poema de Ana Pérez Cañamares -autora de once libros, entre poesía y relatos-, que parte de un enunciado cotidiano que contiene un hecho también cotidiano.

El yo poético -femenino en este caso- evoca el estado de estar dormida junto al tú poético. Y a partir de aquí, se crea un momento y una situación líricas con imágenes muy conseguidas, que incluyen la cama, la habitación, el cuerpo de la compañía… y ella misma, quien siente y después cavila.

Un preciosismo -con un uso de la lengua de muy alta calidad- en el espacio creado, en la expresión de la complicidad sentimental y física y en la transmisión de su interioridad más bella de quien habla en este texto.

Gracias de Ana Pérez Cañamero por la lectura de su propia composición.

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