Espacio
Escribo casi a oscuras,
en las habitaciones
pequeñas de la casa, donde difícilmente
podría caber un hombre.
Me obstino en la palabra que se dice al oído,
que empaña los cristales,
que humedece los bordes de la página.
Presiento que un poema
es un ruido que se intuye a lo lejos,
la puerta que se abre al otro lado
de una misma ciudad.
Por eso cada noche,
después de que el cansancio
consigue disuadirme, dejo sobre la mesa
una vela encendida:
la lámpara votiva de una iglesia sin culto,
desprovista de imágenes.
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Un poema de Basilio Sánchez -autor con varios premios literarios, el último es el prestigioso Premio Internacional de Poesía Loewe, y médico, Jefe de la UCI en un hospital cacereño- de carácter metapoético, donde el protagonista lírico es el yo poético.
En las tres primeras estrofas, el yo lirico aparece como autor de creación poética, mostrando una recreación del lugar, del momento creativo y del resultado mismo de la creación, el mismo poema, todo a través de unas imágenes puramente líricas, esenciales y muy cercanas.
La cuarta estrofa es la de carácter más simbólico, y donde se puede intuir el deseo del creador/yo lírico de comunicación a través de su obra.
Una poesía hermosa, de una bella sonoridad, sobre la intimidad del poeta/autor, y que trasluce su humanidad.
Gracias a Basilio Sánchez por su generosidad y disposición para grabar su propio poema.