La noche blanca
Cuando la sombra cae, se dilatan tus ojos, se hincha tu pecho joven y tiemblan las aletas de tu nariz, mordidas por el dulce veneno, y, terrible y alegre, tu alma se despereza. Qué blanca está la noche del placer. Cómo invita a cambiar estas manos por garras de pantera y dibujar con ellas en tu cuerpo desnudo corazones partidos por delicadas flechas. Nieva sobre el espejo de las celebraciones y la nieve eterniza el festín de tus labios. Todo es furia y sonido de amor en esta hora que beatifica besos y canoniza abrazos. Para ti, pecadora, escribo cuando el alba me baña en su luz pálida y tú ya te has marchado. Por ti, cuando el rocío bautiza las ciudades, tomo la pluma, lleno de tu recuerdo, y ardo. Material para escritores. Gratis.
Un poema de Luis Alberto de Cuenca sobre un encuentro amoroso entre el yo y el tú poéticos; hay que tener en cuenta que en la expresión de un encuentro amoroso se suelen usar mucho los eufemismos, por pudor, comedimiento, vergüenza o prudencia; y así, este poema tiene como título una metonimia, llamando al hecho amoroso por el tiempo en que se desarrolla.
La expresión poética de esta composición es una mezcla de cotidianeidad, de elementos conocidos (el amor es casi universal), y de elegancia verbal, fruto de la cultura y del talento del poeta.
Se trata, en suma, de una conjunción de imágenes poéticas geniales para expresar el amor físico, y demás, entre dos personas, aquí sujetos poéticos en una poesía sublime.
En la última estrofa, aparece el yo poeta y autor; su vida y su amor son dignos de poetizar. Realidad y vida vivida hechas poesía.
Pues eso, a vivir y a leer o a hacer poesía con lo vivido.