La trama de los días

Un viaje a parte alguna o a ninguna parte,
el ver cómo envejecen nuestros padres,
cómo pasos y gestos, palabras y recuerdos,
se vuelven dolorosamente lentos
y cómo van creciendo nuestros hijos
y se van derrumbando nuestros sueños;
un intentar recuperar la infancia
entre los viejos cómics que guardamos
en una estantería del pasado,
el precio que se paga por seguir adelante,
las pequeñas traiciones que siempre son aquellas
que luego más nos duelen y dejan una herida
abierta en la memoria que jamás cicatriza,
los libros que leemos y aquellos que pensamos
que podríamos, mas no lo hicimos,
por pudor o desidia o por falta de tiempo,
los versos que escribimos a modo de plegaria
para espantar el miedo a lo desconocido,
y las noches en blanco de nuestra adolescencia,
y los cuerpos que solo fueron nuestros
soñándolos después de haberlos poseído
y que ya forman parte de las ruinas
junto a nuestros errores, nuestros pasos en falso,
nuestras claudicaciones y esos breves instantes
de plenitud y dicha y esperanza
que también son ceniza tras el fuego,
y que conforman al confuso tapiz
que llamamos la trama de la vida.

Un poema de Ramón Bascuñana -poeta y narrador contemporáneo con gran cantidad de obras publicadas, ganador de bastantes premios literarios en ambos géneros-, cuyo título es la metáfora de la vida.

En veintiocho versos sin rima -sin signos de puntuación fuerte, lo que incide en la idea de acumulación-, se suceden nueve sintagmas nominales complejos que contienen los momentos y acontecimientos -con sus sentimientos añadidos- que suman en el conjunto vital de todos -la primera persona del plural está muy bien usada.

Una obra de arte con palabras en su dificultad técnica, en su intensidad y amplitud, y una disección perfecta de los que es nuestra existencia.

Gracias a Pedro R. Rodríguez, que fue compañero de nuestro Centro, ahora emérito, por la lectura de esta composición.

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