Le bateau ivre/El barco ebrio


Moi qui tremblais, sentant geindre à cinquante lieues
Le rut des Béhémots et les Maelstroms épais,
Fileur éternel des immobilités bleues,
Je regrette l’Europe aux anciens parapets !
 
J’ai vu des archipels sidéraux ! et des îles
Dont les cieux délirants sont ouverts au vogueur :
– Est-ce en ces nuits sans fonds que tu dors et t’exiles,
Million d’oiseaux d’or, ô future Vigueur ?
 
Mais, vrai, j’ai trop pleuré ! Les Aubes sont navrantes.
Toute lune est atroce et tout soleil amer :
L’âcre amour m’a gonflé de torpeurs enivrantes.
Ô que ma quille éclate ! Ô que j’aille à la mer !
 
Si je désire une eau d’Europe, c’est la flache
Noire et froide où vers le crépuscule embaumé
Un enfant accroupi plein de tristesse, lâche
Un bateau frêle comme un papillon de mai.
 
Je ne puis plus, baigné de vos langueurs, ô lames,
Enlever leur sillage aux porteurs de cotons,
Ni traverser l’orgueil des drapeaux et des flammes,
Ni nager sous les yeux horribles des pontons.

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Yo que temblé al oír a través latitudes / el rugir de los behemots y los maelstroms en celo, / eterno navegante de azuladas quietudes, / por los muelles de Europa ahora estoy sin consuelo. // Yo vi los archipiélagos siderales que el hondo / y delirante cielo abren al bogador. / ¿Te recoges tú y duermes en las noches sin fondo, / millón de aves de oro, venidero vigor? // El acre amor me ha henchido de embriagador letargo. / Lloré mucho. Las albas son siempre lacerantes. / Toda luna es atroz y todo sol amargo. / ¡Que se rompa mi quilla y vaya al mar cuanto antes! // Si yo ansío algún agua de Europa es la del charco / negro y frío en el cual, al caer la tarde rosa, / en cuclillas y triste, un niño suelta un barco / endeble y delicado como una mariposa. // Ya nunca más podré, olas acariciantes, / aventajar a otros transportes de algodón / ni cruzando el orgullo de banderas flameantes / nadar junto a los ojos horribles de un pontón

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He aquí los veinte últimos versos del poema Le bateau ivre (El barco ebrio), de Arthur Rimbaud, escrito a los 17 años de edad (!).

El protagonista lírico es un barco, perdido y hundido (lleno de agua, es decir, ebrio), que poetiza de sí mismo su pasado, su presente y su intimidad.

Se dice que el valor poético de esta composición está en la creación de imágenes (…un niño suelta un barco / endeble y delicado como una mariposa.), el simbolismo (…el orgullo de banderas flameantes…) y la mezcla de los sentidos (…azuladas quietudes… / …acre amor…).

Se ha interpretado esta poesía como una visión futura y propia del autor, su choque con la realidad, la búsqueda de la aventura y el riesgo… y al fin la tristeza y el desconsuelo.

Sea como sea, estos cien versos suponen un hito en la poesía francesa, un antecedente de la libertad creadora y estética del posterior surrealismo y del movimiento dadá.

Gracias a nuestra compañera María José Bote por su lectura en francés.

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