Límite infinito
La vida como la poesía
es el límite infinito del lenguaje.
Es habitar con el verbo
en la sombra de tu pluma.
Al principio fue el gesto
y el gesto fue sonido,
como agua de manantial fría y dura,
y el sonido se hizo palabra,
en la puerta caoba del otoño,
y todo ya es en ella
y todo ya es por ella.
Y el poema es un no ser:
un no ser sin ella.
Y la palabra es la vida
y la poesía es la luz:
es el relámpago en la noche,
es el fulgor eterno;
pero la sombra no entiende:
no entiende de versos,
ni de relámpagos sabe.
La vida como la poesía
es el límite infinito del lenguaje.
Un poema de Enrique Villagrasa (que además de poeta es periodista y crítico literario) leído por él mismo.
Entre los dos versos de inicio y los dos mismos al final, el poeta escribe una composición sobre el origen de la palabra y el origen mismo de la poesía, llegando a identificar el nacimiento de la palabra -el nacimiento del lenguaje humano- con el origen de la poesía; y con en ese origen de la palabra y de la poesía está la vida, que sirve de contenido y fuente.
Los dos versos iniciales y finales abren y cierra este poema a modo de tesis y conclusión; la realidad del hombre y la expresión lírica de esa realidad (eso es la poesía) son la versión más inasible e inabarcable de la capacidad humana de usar las palabras.