L´infinito / El infinito

Sempre caro mi fu quest’ermo colle
E questa siepe, che da tanta parte
Dell’ultimo orizzonte il guardo esclude.

Ma sedento e mirando, interminati
Spazi di là da quella, e sovrumani
Silenzi, e profondissima quiette
Io nel pensier mi fingo; ove per poco
Il cor non si spaura. E come il vento
Odo stormir tra queste piante, io quello
Infinito silenzio a questa voce
Vo comparando: e mi sovvien l’eterno,
E le morte stagioni, e la presente
E viva, e il suon di lei. Cosí tra questa
Inmensità s’annega il pensier mio:
E il naufragar m’è dolce in questo mare.

[Siempre amé este yermo monte,
y este promontorio, que me oculta
la visión del último horizonte.
 
Mas sentado, contemplando
los interminables espacios lejanos,
los silencios sobrehumanos y su profundísima quietud,
se extravía el pensamiento,
hasta casi liberar mi corazón del miedo. E igual que el viento
susurra entre estas plantas,
en el infinito silencio mido mi voz:
y me subyuga lo eterno, y las estaciones muertas,
y la presente y viva, con toda su sonoridad.
 
Así a través de esta inmensidad se ahoga el pensamiento:
y naufragar en este mar me es dulce.]

Una poesía escrita por el poeta del Romanticismo italiano G. Leopardi del siglo XIX, considerado por la crítica como uno de los poemas más perfectos de este autor y de la literatura italiana y mundial (!!!).

El poeta, en su paraje predilecto -una colina próxima a su ciudad; la colina se llama actualmente Del Infinito para recordar que, desde allí, mirando el horizonte semioculto por un matorral, Leopardi tuvo su experiencia personal de la infinitud-, deja a su pensamiento fluir en una meditación sobre la infinitud.

La subjetividad surge maravillosamente en la perfección formal, en la calidad estilística, tanto en su vertiente intelectual e intuitiva como en su emocionalidad.

Un poema también metafísico, en cuanto presenta la consideración humana sobre el problema de la concepción del espacio -dónde estoy y hasta dónde alcanzo a ver.

Gracias a Mariángeles Marín, excompañera de nuestro Centro, por su lectura en italiano -aprendido en su estancia en Florencia por el proyecto Erasmus-.

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