Lujuria
Cuando murmuras con nervio acento
tu cuerpo hermoso que a mi cuerpo toca
y recojo en los besos de tu boca
las abrasadas ondas de tu aliento.
Cuando más que ceñir, romper intenso
una frase de amor que amor provoca
y a mí te estrechas delirante y loca,
todo mi ser estremecido siento.
Ni gloria, ni poder, ni oro, ni fama,
quiero entonces, mujer. Tú eres mi vida,
esta y la otra si hay otra; y solo ansío
gozar tu cuerpo, que a gozar me llama,
¡ver tu carne a mi carne confundida
y oír tu beso respondiendo al mío!…
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Un soneto de Miguel de Unamuno que atrae la atención con su título, y que queda explicado con la lectura completa del texto.
La composición comienza con dos cuartetos que presentan una situación de encuentro amoroso entre dos personas. Y en los dos tercetos se liricaliza una declaración de amor, de un yo a un tú, de una fuerza poética desbordada. Y volviendo al título, ese deseo desenfrenado se convierte en palabras de amor como solo un buen poeta puede usar y jugar con ellas.
Un excelente poema, donde todo encaja y el lenguaje poético alcanza un nivel de perfección.
Gracias a Manu, compañero de nuestro Centro, por su lectura.