Suéltate el miedo…

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Suéltate el miedo y déjate crecer la vida.
Recuerda que en tu hambre mandas tú.
Recuerda que solo a ti te perteneces
y que el mundo es tu casa.
 
Que el dolor del otro, a ti te ha de doler
porque, si no es así,
tú también estás muerto.
Levántate tantas veces como te llame la vida,
tantas como te palpite el corazón de los invisibles.
Recuerda que los brazos sostienen, abrazan.
 
Cuando dudes cuál es tu revolución
pregunta a los que nadie escucha.
Cuando quieras saber a qué has venido al mundo
y adónde debes ir,
coge su mano y déjate llevar a su terreno.
 
Solo ahí te reconocerás,
soltarás tus miedos
y te dejarás crecer la vida.
Porque solo la vida puedes perder
y esta es la única certeza
que puede hacernos fuertes.

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Un poema de Begoña Abad, que comienza el Libro En legítima defensa (Poetas en tiempos de crisis).

Lo primero que llama la atención es la acumulación de formas verbales, en las que el yo poético habla a un tú (que recoge a todos lo que leemos y nos sentimos implicados y citados), se dirige a este tú, y le aconseja, le propone, le admoniza sobre cómo actuar ante la vida, como ejercer la autoafirmación personal, la solidaridad y la atención al otro.

Al final de la composición, el presente verbal pasa a futuro; siguiendo ciertas pautas, evitando el miedo –la palabra clave que hay que desechar-, podemos implicarnos en la vida como se debe.

Gracias una vez más a Begoña, muy generosa, por la lectura de su poema.

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