Superación de una pérdida
Perdemos lo que amamos por encima de nosotros mismos.
¿Quién vino a decir tan solo cuerpos,
contornos y caricias, fragancia y placeres?
¿Quién vino a decir tan solo infancia,
pasión y juventud, amor, felicidad?
¿Quién habla de la alta madrugada,
de su dolor de estrella ya sin verbo,
de su afán por mantener el equilibro
entre el ayer fugaz y el no mañana?
Hemos perdido tanto en estos años,
tanto tiempo y tanta fe, tantas promesas,
que tan solo nos ampara el gran consuelo
de marchar con dignidad,
firmes, resueltos,
de saber, llegado el día,
mirar hacia el pasado, luz adentro.
conscientes de que fuimos por instantes
fragilidad, quietud, locura,
intimidad, delirio, dicha luminosa,
estatuas en un mundo de erosiones
donde el viento girara nuestras últimas cartas.
Perdimos a un amor, a un padre, a un amigo.
Perdimos la batalla fugaz de ser eternos.
Nada más ya queda por perder.
Ya nadie nos aguarda en lo perdido.
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Un poema de Mario Lourtau -ganador del XVIII Premio de Poesía José de Espronceda Ciudad de Almendralejo, y con el libro El lugar de los dignos– que contiene una profunda reflexión lírica sobre lo que somos y en concreto la emoción humana de la pérdida.
Esta composición comienza con unas preguntas que nos llevan a pensar, a sentir y a responder sobre la existencia de esa sensación vital que es la pérdida.
A continuación, aparece todo lo que se puede perder -lo que se queda en el pasado y no se recupera, material o no- y la manera en que se puede sobrellevar esa ausencia junto con la emoción que la acompaña.
Una hermosa poesía, con una imagen lírica muy conseguida (fuimos… estatuas en un mundo de erosiones donde el viento girara nuestras últimas cartas) que presenta lo que somos y lo que sentimos.
Gracias a Mario por la lectura de su poema.