Teatro Antiguo
A mediodía, cuando se encontró en el centro del antiguo teatro,
aquel joven griego, seguro de sí mismo,
tan hermoso como sus antepasados,
lanzó un grito (pero no de admiración; admiración
no sintió en absoluto, y si la hubiera sentido,
no la demostraría de seguro); simplemente, un grito,
puede que de la alegría indomable de su juventud,
o para probar la resonancia del lugar. Enfrente,
de lo alto de los acantilados, el eco contestó
– el eco griego que ni imita ni repite,
sino que sencillamente continúa, desde altura incalculable,
el eterno clamor del ditirambo-.
El poema evoca la escena de un joven griego en un antiguo teatro, cuya belleza y seguridad en sí mismo se comparan con la de sus ancestros. El grito que emite parece ser un acto de afirmación de su juventud o un deseo de experimentar la resonancia del lugar.
El eco ,que responde desde los acantilados, sugiere una conexión profunda con la tradición y la historia griega.
La obra parece explorar la continuidad cultural y la expresión individual en el contexto del teatro. Dedicamos esta composición esta semana a la celebración del Día Mundial del Teatro el pasado 27 de marzo.
Yannis Ritsos fue un autor comprometido con sus ideales políticos de izquierda que nació en 1909 en Monemvasía y falleció en 1990 en Atenas.
Miembro de la resistencia griega contra la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial, Ritsos había publicado ya en la década de los 30 una serie de poemarios claramente influidos por movimientos de vanguardia, como el futurismo soviético. Su obra Epitafio (1936), de fuerte contenido político, fue prohibida durante la dictadura de Ioannis Metaxás, llegando a ser quemada de manera pública.
Ritsos es conocido por su poesía surreal y simbolista . Su obra más conocida a nivel internacional es Grecidad y otros poemas, publicada prácticamente en todo el mundo.
Considerado uno de los grandes poetas griegos contemporáneos, Ritsos fue propuesto al Nobel de Literatura nueve veces, sin conseguirlo. Sin embargo, le fue concedido el Lenin de la Paz en 1956.
Gracias a nuestra compañera Mar Rojas por la lectura de este poema.