Volveremos a vernos
Volveremos a vernos donde siempre es de día
y los feos son guapos y eternamente jóvenes,
donde los poderosos no abusan de los débiles
y cuelgan de los árboles juguetes y tebeos.
En ese hogar de luz que no hiere los ojos
volveremos tú y yo a decirnos bobadas
cogidos de la mano, viendo morir las olas
sin agobios ni prisas, donde el sol no se pone.
Y viviré en tus labios el amor que la Tierra
sintiera por el Cielo cuando el mundo era un niño,
y el tiempo dejará de salmodiar su lúgubre
canción de despedida mientras nos abrazamos.
Un poema de Luis Alberto de Cuenca sobre el deseo del reinicio de una relación sentimental.
A partir de esta declaración desiderativa, el poeta presenta un mundo pensado (a wonderful world), que empieza con elementos muy simples (pero de una justicia, de una pertinencia y de una idealidad irreprochables), para pasar a una relación de dos también ideal, y para acabar en un crescendo maravilloso que pretende acabar con el dolor que alguna vez produjo una ruptura (y que ahora se pretende arreglar).
Una composición para disfrutar y recrearse, para dejarse llevar por la idea optimista de la posibilidad de recuperar lo que se ha perdido.
Hasta la vuelta.