Ya ni cerramos los ojos


Vivimos muy rápido.
 
Ya no respiramos lento,
ya no nos sentamos frente al mar
sin esta necesidad de decírselo a alguien.
 
Lo queremos todo ya y aquí,
aunque «Ya y aquí» quiera decir
mal y de perfil.
 
Nos contamos cosas
a través de pantallas heladas
y temblamos más con una batería baja
que con un susurro en la nuca.
 
Si nos tropezamos,
agarramos más fuerte el móvil
que la mano del de al lado.
 
Nos hacemos fotos sin pensar
que el corazón más importante
es el que está tras las pestañas
y no los ojos que hay debajo.
 
Preferimos mil «Me gusta» en la nube
que un «me gustas» en el ombligo.
 
Valoramos a la gente
por el ejército que tiene detrás
sin preocuparnos ni un segundo
de los principios de un capitán.
 
Nos repetimos que dormir solos
no está tan mal,
convencidos de que las defensas se bajan
mientras lo hacemos.
 
Como si dejar que alguien entre
no sea lo mejor
que les puede pasar a tus piernas.
 
Nos traen el desayuno a la cama
y corremos a inmortalizar el momento
en vez de tirarlo todo por los aires
y engancharnos como koalas
al portador.
 
Tiramos el amor a estornudos, como si
siempre fuese a haber más en la reserva.
 
Le ponemos barreras tan altas porque de
pequeños nos dijeron que podía con todo.
 
Y a lo peor pueda saltarlas, pero
¿cómo quedará lo que consiga pasar?
 
No nos dejamos tiempo
para echarnos de menos,
y en los abrazos
ya ni cerramos los ojos.
 
Nos queremos mal.
Y rápido.
Y mal.
Nos conformamos.
Y no, así no.
Yo no.
Ya no.

Un poema de Patricia Benito, poeta canaria conocida a partir del éxito de su primer libro de poemas, Primero de poeta, un ejemplo de poesía actual y de repercusión en las redes sociales.

Esta composición presenta algunas de las sombras y de los males de nuestra sociedad -representada con el nosotros. Y entre esos out está la vida rápida (sic) y por tanto la falta de dedicación a lo que se lo merece, el abuso de la tecnología de la comunicación y de las redes sociales, y la crisis de las relaciones afectivas y por tanto de sus manifestaciones materiales -es en el siglo XX cuando se creó el término deshumanización.

El título de la poesía responde a la realidad que supone que se cierren los ojos cuando se besa o se abraza, con la idea de centrarse en esas sensaciones táctiles al dejar de funcionar la vista -y así sentir más y mejor-, según principios de la psico o de la neurología.

El texto responde al tópico de O tempora, o mores (Qué bien vivíamos antes, y no ahora), en un análisis y una reflexión sobre lo que no nos parece bien y sin embargo hacemos. Y no está mal a veces ese toque de atención a propósito de nuestras rutinas.

Como aliciente a esta creación, el vídeo recoge la colaboración entre la autora, que recita su poema, y Freya Bustamante, que crea esa pieza de danza contemporánea -hecha en Mar del Plata- para la ocasión.

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