Yo voy soñando caminos…


Yo voy soñando caminos 
de la tarde. ¡Las colinas 
doradas, los verdes pinos, 
las polvorientas encinas!... 

¿Adónde el camino irá? 
Yo voy cantando, viajero,
a lo largo del sendero... 
la tarde cayendo está. 

"En el corazón tenía 
la espina de una pasión; 
logré arrancármela un día,
ya no siento el corazón". 

Y todo el campo un momento 
se queda, mudo y sombrío, 
meditando. Suena el viento 
en los álamos del río. 

La tarde más se oscurece; 
y el camino que serpea 
y débilmente blanquea 
se enturbia y desaparece. 

Mi cantar vuelve a plañir: 
"Aguda espina dorada, 
quién te pudiera sentir 
en el corazón clavada".

Un genial poema de Antonio Machado, Una poesía intimista, de interrelación del yo poético y de la realidad, de carácter simbolista; y los símbolos que aparecen (algunos frecuentes en la obra de Machado) son el camino (la existencia humana, la vida que recorremos), el soñar (una forma de conocimiento), la tarde (asociada al estado anímico de la nostalgia) y por último la espina (el amor, deseado y a la vez doloroso, frustrado).

La composición está estructurada en dos partes, que corresponden a las tres primeras estrofas y a las tres últimas.

En la primera parte, el poeta, en una ensoñación, evoca y expresa su admiración por la belleza de un paisaje luminoso y en ese caminar recuerda una canción donde aparece el tema del “amor doloroso”, del que el amante consigue desasirse, aun a costa de perder el preciado sentimiento.

En la segunda parte, la naturaleza, en comunión con ese doloroso recuerdo, se vuelve sombría y oscura, se desvanece, del mismo modo que se desvaneció el amor. Se vuelve, para concluir, a la canción en la que el amante, la propia voz del poeta, expresa su ansia de amor y su lamento por ese amor dolor perdido.

La composición trasciende por la presentación de un sentimiento universal como es el amor, el ansia del ser humano por encontrarlo y el vacío existencial ante su pérdida. Y es por eso por lo que se convierte en la presentación de esa angustia vital, existencial o emocional que cualquiera, todos, podemos sentir y ser conscientes de ella.

Una perfección formal, para una expresión lírica perfecta.

Otra vez, Antonio Machado.

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