Aunque sea un instante
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Aunque sea un instante, deseamos
descansar. Soñamos con dejarnos.
No sé, pero en cualquier lugar
con tal de que la vida deponga sus espinas.
Un instante, tal vez. Y nos volvemos
atrás, hacia el pasado engañoso cerrándose
sobre el mismo temor actual, que día a día
entonces también conocimos.
Se olvida
pronto, se olvida el sudor tantas noches,
la nerviosa ansiedad que amarga el mejor logro
llevándonos a él de antemano rendidos
sin más que ese vacío de llegar,
la indiferencia extraña de lo que ya está hecho.
Así que a cada vez que este temor,
el eterno temor que tiene nuestro rostro
nos asalta, gritamos invocando el pasado
–invocando un pasado que jamás existió–
para creer al menos que de verdad vivimos
y que la vida es más que esta pausa inmensa,
vertiginosa,
cuando la propia vocación, aquello
sobre lo cual fundamos un día nuestro ser,
el nombre que le dimos a nuestra dignidad
vemos que no era más
que un desolador deseo de esconderse.
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Un poema de Jaime Gil de Biedma -un excelente escritor dentro de la magnífica Generación del 50-, autor de algunos de las mejores poesías escritas en español -como No volveré a ser joven.
El título contiene ya el punto de partida de lo que va a decir el poema; el instante, el ahora, una pausa inmensa, vertiginosa, en un tono vitalista, el ansia de vivir de ser feliz, en el presente, un anhelo humano, una reivindicación vital.
Y muy relacionado con este presente que se quiere vivir está el pasado, o mejor la memoria de ese pasado, que también forma parte de nuestra vida y que interrelaciona con el presente, de esa mamera que se llama la memoria revivida -inventamos nuestro pasado, es así- (estudiada por la filosofía y también por la neurología). También, aparece, en este poema sobre el tiempo que estructura nuestra vida, el futuro como expectativa.
Una sublime, perfecta, genial composición lírica que contiene una meditación sobre el tiempo que vivimos los humanos, como seres conscientes de ese tiempo que se vive y que nos organiza, o nosotros intentamos organizar, en una relación muy especial y determinante de nuestra existencia..
Gracias a nuestra compañera Mª Angustias García por su colaboración y la lectura de este texto.