Canción de amor

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¿Cómo sujetar mi alma para
que no roce la tuya?
¿Cómo debo elevarla
hasta las otras cosas, sobre ti?
Quisiera cobijarla bajo cualquier objeto perdido,
en un rincón extraño y mudo
donde tu estremecimiento no pudiese esparcirse.
 
Pero todo aquello que tocamos, tú y yo,
nos une, como un golpe de arco,
que una sola voz arranca de dos cuerdas.
¿En qué instrumento nos tensaron?
¿Y qué mano nos pulsa formando ese sonido?
¡Oh, dulce canto!

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Un poema de Rainer María Rilke -poeta del siglo XIX- sobre la esencia de una relación amorosa, organizado en dos estrofas.

En la primera estrofa, el yo lírico empieza preguntándose cómo rehuir el contacto de dos almas -la parte ideal, elevada, perfecta y sensible del ser humano-, la suya y la del tú poético (!); una interrogación que no es sino una constatación.

En la segunda estrofa, ese contacto -o unión perfecta, solo eso- de las dos almas -¿espíritus?- es poetizado con la ejecución de un momento musical. Acaba esta estrofa con otras preguntas, que son un regodeo del placer de vivir esa comunión ideal. La exclamación refleja, de una manera muy poética, la relación sentimental.

El amor en su estado más sublime.

Gracias a Miriam Duarte, compañera de nuestro centro, por la lectura de este poema.

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