Canto a mí mismo

davinci

Me celebro y me canto a mí mismo.
Y lo que yo diga ahora de mí, lo digo de ti,
porque lo que yo tengo lo tienes tú
y cada átomo de mi cuerpo es tuyo también. 

Vago... e invito a vagar a mi alma.
Vago y me tumbo a mi antojo sobre la tierra
para ver cómo crece la hierba del estío.
Mi lengua y cada molécula de mi sangre nacieron aquí,
de esta tierra y de estos vientos.
Me engendraron padres que nacieron aquí,
de padres que engendraron otros padres que nacieron aquí,
de padres hijos de esta tierra y de estos vientos también. 

Tengo treinta y siete años. Mi salud es perfecta. 
Y con mi aliento puro
comienzo a cantar hoy
y no terminaré mi canto hasta que muera.
Que se callen ahora las escuelas y los credos.
Atrás. A su sitio.
Sé cuál es su misión y no la olvidaré;
que nadie la olvide.
Pero ahora yo ofrezco mi pecho lo mismo al bien que al mal,
dejo hablar a todos sin restricción,
y abro de par en par las puertas a la energía original 
de la naturaleza desenfrenada.

Una composición de Walt Whitman.

Un poema de exaltación vital, de uno mismo (el yo poético) y de los demás, de la potencialidad del ser humano.

El versificador se presenta con una satisfacción psicofísica, se ofrece a sí mismo con su fuerza vital y con sus ganas de vivir.

Una poesía llena de adrenalina poética; un chute de energía, y una autoafirmación personal admirable; leamos y sigamos al poeta.

 

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