El amor después del amor


Un tiempo vendrá
en el que, con gran alegría,
te saludarás a ti mismo,
al tú que llega a tu puerta,
al que ves en tu espejo
y cada uno sonreirá a la bienvenida del otro,
y dirá, siéntate aquí. Come.


Seguirás amando al extraño que fuiste tú mismo.
Ofrece vino, Ofrece pan. Devuelve tu amor
a ti mismo, al extraño que te amó
toda tu vida, a quien no has conocido
para conocer a otro corazón
que te conoce de memoria.


Recoge las cartas del escritorio, 
las fotografías, las desesperadas líneas,
despega tu imagen del espejo.
Siéntate. Celebra tu vida. 

Un poema de Derek Walcok, poeta caribeño y anglófono, Premio Nobel en 1992, sobre el concepto emocional del amor propio (definido como la aceptación, el respeto, las percepciones, el valor, los pensamientos positivos y consideraciones que cada uno tiene hacia sí mismo, en mayor o menor medida; el amor propio, dicho de otra manera, depende de la voluntad para quererse uno mismo; y esto, en su justa medida).

Y gracias a la poesía, el yo poético se dirige al tú poético, al que refiere en el futuro la presencia de su propio amor propio; en un juego literario, el autor, para poetizar sobre el amor propio -en un entorno citidiano y cercano-, desdobla el tú en dos, en que uno quiere al otro, o sea, a sí mismo.

Sea como fuere, esta composición va sobre eso, sobre el buen trato a uno mismo, la paz interior, la reconciliación íntima y el regalo autopersonal.

Quiérete a ti mismo podría ser la alternativa emocional al Conócete a ti mismo filosófico.

Un bello poema de buenas vibraciones, reconfortante y optimista. Ideal.

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