La clase



Como un niño que en la tarde brumosa va diciendo su lección y se duerme.

Y allí sobre el magno pupitre está el mudo profesor que no escucha.

Y ha entrado en la última hora un vapor leve, porfiado,

pronto espesísimo, y ha ido envolviéndolos a todos.

Todos blandos, tranquilos, serenados, suspiradores,

ah, cuán verdaderamente reconocibles.

Por la mañana han jugado,

han quebrado, proyectado sus límites, sus ángulos, sus risas, sus imprecaciones, quizá

sus lloros.

Y ahora una brisa inoíble, una bruma, un silencio, casi un beso, los une,

los borra, los acaricia, suavísimamente los recompone.

Ahora son como son. Ahora puede reconocérseles.

Y todos en la clase se han ido adurmiendo.

Y se alza la voz todavía, porque la clase dormida se sobrevive.

Una borrosa voz sin destino, que se oye y que no se supiera ya de quién fuese.

Y existe la bruma dulce, casi olorosa, embriagante,

y todos tienen su cabeza sobre la blanda nube que los envuelve.

Y quizá un niño medio se despierta y entreabre los ojos,

y mira y ve también el alto pupitre desdibujado

y sobre él el bulto grueso, casi de trapo, dormido, caído, del abolido profesor que allí

sueña.

Este poema de Vicente Aleixandre, titulado “La Clase ”, presenta una atmósfera onírica y surrealista que invita a reflexionar sobre la naturaleza del conocimiento, el aprendizaje y la trascendencia de la realidad cotidiana.

Desde un punto de vista literario, el poema emplea una serie de imágenes sensoriales y metafóricas para crear una escena evocadora. El ambiente de una clase que se adormece gradualmente se convierte en un símbolo de la transitoriedad y la fugacidad de la vida. El lenguaje poético utilizado  transmite una sensación de calma, quietud y transformación, como si el tiempo se detuviera y los límites entre la vigilia y el sueño se desdibujaran.

Por otro lado, la metáfora del niño que en la tarde brumosa va diciendo su lección y se duerme sugiere la fragilidad y la inocencia del proceso de aprendizaje, así como la fugacidad de la juventud. El pupitre, el profesor y los alumnos se convierten en elementos simbólicos que representan la estructura y la dinámica de la enseñanza, pero también la vulnerabilidad y la impermanencia de la experiencia humana.

Gracias a Erik Jaramillo y Julia Rosco  por la lectura de esta poesía dedicada a su profesor Juanma , del que nos hemos despedido esta semana . ¡Gracias por todos estos años y suerte en tu nueva etapa!

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