La primavera besaba…


La primavera besaba
suavemente la arboleda,
y el verde nuevo brotaba
como una verde humareda.

Las nubes iban pasando
sobre el campo juvenil…
Yo vi en las hojas temblando
las frescas lluvias de abril.

Bajo ese almendro florido,
todo cargado de flor
—recordé—, yo he maldecido
mi juventud sin amor.
 
Hoy, en mitad de la vida,
me he parado a meditar…
¡Juventud nunca vivida,
quién te volviera a soñar!

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Un poema de Antonio Machado que comienza con una rememoración del tiempo de la primavera -descrita en su belleza y esplendor- y continúa con la aparición del yo lírico -testigo de esa belleza del primer verano-, que se siente nostálgico y molesto.

Acaba esta poesía con una exclamación que intenta expresar esa sensación de tiempo perdido y no aprovechamiento de los buenos tiempos vividos que no se han vivido, pero que a la vez incita a disfrutar.

Una composición -sencilla y bella- que juega poéticamente con la identificación de la primavera y la juventud de todos, dos momentos que deben ser vividos porque sí, con todo lo bueno que pueden ofrecer.

Gracias a nuestra alumna Marta Casas, por la lectura de este poema; ánimo, a ella y a sus compañeros, que saldrán pronto de nuestro Centro, y a vivir lo que queda por vivir.

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