Remordimiento
He cometido el peor de los pecados que un hombre puede cometer. No he sido feliz. Que los glaciares del olvido me arrastren y me pierdan, despiadados. Mis padres me engendraron para el juego arriesgado y hermoso de la vida, para la tierra, el agua, el aire, el fuego. Los defraudé. No fui feliz. Cumplida no fue su joven voluntad. Mi mente se aplicó a las simétricas porfías del arte, que entreteje naderías. Me legaron valor. No fui valiente. No me abandona. Siempre está a mi lado la sombra de haber sido un desdichado.
El poeta Jorge Luis Borges reconoce en este poema su falta de felicidad en su propia vida, hasta tal punto de merecer un castigo.
Su destino vital era vivir y disfrutar de la vida, pero de alguna manera no cumplió con su destino.
Frente a la cualidad de la valentía, de las ganas de vivir y arrostrar la vida, el poeta sufre su desdicha.
Seamos felices, vivamos, seamos valientes… es el consejo hermoso de esta poesía.