Un banco solitario

Sentada en ese banco,
mirador privilegiado de la vida,
donde la tranquilidad y el sosiego
dormitan el alma.
El pajarillo con su trino
acompaña esperanzas,
se posa en el banco,
busca el descanso en su vuelo.
Me hace tanto bien,
me da tranquilidad.
 
Sentada en el banco
la vida pasa,
Me siento como viajera que pierde su tren,
como espectadora de una escena
sin final.
Cada día, desde el banco
un cuadro distinto se dibuja ante mí,
cambia el cielo, la luz, cada estación,
fotogramas de la vida
captados en mi retina.
El pintor en el cuadro captó ese momento
irrepetible y único de la vida,
desde un banco solitario, en algún lugar.

Un poema de Luisa Gallardo -de Ribera del Fresno, docente emérita, poeta y narradora, con dos novelas ya publicadas, Un Ramito de violetas y Que en el cielo estás escrita-, donde la primera persona poética se presenta en la situación de estar sentada en un banco, en un marco natural. Así, surgen las sensaciones de ese momento, el placer de ciertas emociones en soledad, el contacto con la naturaleza… el estar a gusto porque sí.

La espectadora desde ese asiento, de la vida y de su entorno, y la belleza de un momento bellamente poetizado.

Gracias a Luisa por la lectura de su propia composición -ya la segunda en este página.

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