Villancico
Ya está el niño en el portal que nació en la portería. San José tiene taller, y es la portera María. Vengan sabios y doctores a consultarle sus dudas: el niño sabelotodo y está esperando en la cuna. Dice que pecado es hablar mal de los vecinos y que pecado no es besarse por los caminos. «Que se acerquen los pastores que me divierten un rato; que se acerquen los humildes, que se alejen los beatos. Que venga la Magdalena; que venga San Agustín, que esperen los Reyes Magos que les tengo que escribir».
Un poema de Gloria Fuertes (de la que se han cumplido en este año cien años de su nacimiento) que consiste en un villancico.
Un villancico diferente, que parte de una presentación poco convencional (también es así todo el poema) de la sagrada familia.
Continúa esta composición con una desenfadada presentación del niño dios (que no es nombrado así, ni con su nombre), con su sabiduría sobrenatural y una declaración de principios nada moralista.
Las dos últimas estrofas reproducen las palabras textuales de Jesús, donde la divinidad presenta sus preferencias, divertidas, desenfadadas… para acabar con un juego temporal que acaba con la historia sagrada como la conocemos.
Una poesía muy gloriafuertes, infantilona, divertida, simplona, entrañable… de una personalidad que representaba sobre todo la bonhomía.