A trabajos forzados (Antonio Gala, in memoriam)

A trabajos forzados me condena
mi corazón, del que te di la llave.
No quiero yo tormento que se acabe,
y de acero reclamo mi cadena.

No concibe mi mente mayor pena
que libertad sin beso que la trabe,
ni castigo concibe menos grave
que una celda de amor contigo llena.

No creo en más infierno que tu ausencia.
Paraíso sin ti, yo lo rechazo.
Que ningún juez declare mi inocencia,

porque, en este proceso a largo plazo,
buscaré solamente la sentencia
a cadena perpetua de tu abrazo.

Un poema de Antonio Gala -autor teatral, novelista y poeta, columnista y de éxito comercial; personaje público y premiado- de temática amorosa.

En este soneto de corte clásico (recuerda, como homenaje, o como irreverencia, o como reconstrucción o ironía, la poesía amorosa de los Siglos de Oro españoles), el yo poético hace una confesión de amor a un tú poético, usando la identificación entre el amor y la condena por un delito.

Un dominio de la expresión lírica y una intensidad de la pasión erótica son los rasgos que definen esta composición. Una curiosa mezcla entre el mundo del enamorado y del léxico relacionado con la justicia.

Una poesía convertida en canción y cantada por Antonio Vega.

Gracias a Teresa Barragán, compañera de nuestro Centro, por la lectura de este texto.

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