A veces, en octubre, es lo que pasa…


Cuando nada sucede,
y el verano se ha ido,
y las hojas comienzan a caer de los árboles,
y el frío oxida el borde de los ríos
y hace más lento el curso de las aguas;
cuando el cielo parece un mar violento,
y los pájaros cambian de paisaje,
y las palabras se oyen cada vez más lejanas,
como susurros que dispersa el viento;
 
entonces,
ya se sabe,
es lo que pasa:
 
esas hojas, los pájaros, las nubes,
las palabras dispersas y los ríos,
nos llenan de inquietud súbitamente
y de desesperanza.
 
No busquéis el motivo en vuestros corazones.
Tan solo es lo que dije:
lo que pasa.
 

Un poema de Ángel González, un poeta de un nivel literario óptimo, sobre una parcelación del tiempo, relacionada esta parcelación con ciertas características climáticas y sus efectos en la naturaleza.

Y este tiempo, y sobre todo el cambio que supone la llegada de este tiempo (sentido dentro de un proceso; aunque este proceso se está alterando ahora artificialmente), afecta a todos (que aquí aparecemos en la segunda persona del plural) de una manera emocional o sentimental (por eso este texto es una poesía).

Por último, el poeta, poéticamente, concluye su composición lírica de manera sentenciosa; el tiempo pasa…

Gracias a Lorena Núñez, nueva compañera, por su lectura.

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