Bécquer.


Yo sé un himno gigante y extraño
que anuncia en la noche del alma una aurora,
y estas páginas son de ese himno
cadencias que el aire dilata en las sombras.

Yo quisiera escribirle, del hombre
domando el rebelde, mezquino idioma,
con palabras que fuesen a un tiempo
suspiros y risas, colores y notas.

Pero en vano es luchar, que no hay cifra
capaz de encerrarle; y apenas, ¡oh, hermosa!,
si, teniendo en mis manos las tuyas,
pudiera, al oído, cantártelo a solas.

Esta breve composición en verso de carácter libre (rasgo que anuncia la poesía española siguiente) Bécquer hace lo que hoy se puede llamar una declaración de intenciones.

En primer lugar (la estructura de estrofas ayuda a su comprensión) el poeta declara sus limitaciones para expresar lo sentido, sus sentimientos, su interior… en un conjunto de poesías que se llamará Rimas. Un poemario que contiene lo inefable, lo casi imposible de expresar.

En la segunda estrofa, presenta la dificultad de expresión a través de las palabras. Estas serán, si quieren servir como medio de comunicación, algo parecido a la música, al color o a suspiros y risas.

En la tercera estrofa, hay un reconocimiento de las dificultades que encuentra el poeta en la expresión de sus emociones. Y quizás esas dificultades se pueden vencer cuando el poeta se siente querido por su amada, fuente de inspiración y refugio de seguridad.

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