Bondad

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Obedecerla, amarla, me subyuga.
Siempre.
Tengo envidia de quien la posee
y vierte de su exquisita jarra
sobre la cabeza de los vivos.
Quedo muda, entusiasmada.
Quien la posee puede llevarme
a los repechos de los montes
para curar las alas del insecto y la rosa,
pues ella sabe darme claridad
y emoción humana.La bondad es el único poema
por el que seguiría buscando
el sueño de perseverar en él,
en agua salada, dulce
según las horas y sus barcos
yendo, viniendo.Si la bondad llegara y me hiciera suya
para atravesar lo que va conmigo,
¿no olvidaría yo el camino de los lobos,
la fatiga por los ríos aún no cruzados,
cuando el deseo de una voz
canta y sabe que no canta?
No, no cambiaría la bondad humana,
la del ser que la reparte
por el más alto poema de los siglos.Fijaos bien en la doble travesía
donde me ahogo.
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Un poema de la autora extremeña Pureza Canelo cuyo título lleva directamente a un contenido moral y emocional positivo -«El único símbolo de superioridad que conozco es la bondad», según L. van Beethoven.
En esta composición, en primera persona, se reflexiona sobre esta cualidad, sobre la fascinación que produce y el deseo de “poseerla”. Pero ello implica, parece decir la poesía, la renuncia a algo, en un conflicto personal e íntimo. Una interpretación difícil de lo dicho líricamente –de una forma bella- sobre entidades puramente abstractas –aunque afortunadamente, a veces, de repercusiones materiales.
Gracias a nuestra compañera María Sánchez por la lectura de este texto.