Corazón, corazón

Corazón, corazón, en irremediables tristezas confundido,
¡levántate! ¡De los enemigos defiéndete
con desafiante pecho!
¡Sé fuerte si en emboscadas de enemigos
envuelto te ves!
De la victoria no presumas en público,
ni hundido en tu casa llores por la derrota,
alégrate con las cosas gratas
y en las desgracias no te irrites en exceso,
no lo olvides, así mece a los hombres el destino.

Este poema tiene unos dos mil quinientos años, y algunos decenios más (pero es muy difícil que obras tan antiguas sean bien datadas).

Arquíloco fue un poeta soldado (antecedente de otros posteriores) y en algo se nota en este poema.

Varios son los temas de esta poesía (todos bajo la idea de que la vida es una lucha), la resilencia (el sobreponerse a los reveses), y el destino, que dirige la vida de los hombres (también se puede hablar de suerte, de designios divinos, de la fatalidad).

Lo que sorprende de esta composición es su vigencia, su actualidad. Lo que hoy pensamos y sentimos, ya lo sintieron antes, y un poeta se vio en la necesidad de escribirlo.

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