Diversas nimiedades y Extravío


Diversas nimiedades
 
Sobresaliendo del libro, una tira de papel
que señala el párrafo.
Ha dejado abandonada su futilidad
y lee. Al leer
oquedades arbitrarias asolan
su otro pensamiento.
No se entrega de lleno a nada. Ni siquiera
el libro le aparta del todo. Una vez
cree que se entregó y le pareció una estafa.
A través de la cortina ve la calle.
 
Es hermosa la calle.
Pasan hombres solos. Mujeres solas.
Pasan deprisa. Las ciudades se han olvidado
de la lentitud. Todo le parece que concluye
en su propia naturaleza. Que no se desarrolla
más que un absurdo ciclo de ir aquí
y allá, de relojes acelerados,
de contraluces
que perdieron el brillo de la luz originaria.
 
Hasta la lectura, presumiblemente lenta
es un acopio de citas, de información.
Su sentimiento se aparta: en otro lugar
de la memoria las vidas transcurren
lentas, y alcanza de súbito
la duda originaria,
una duda inexplicable que le obliga
a revelarse como alguien que no entiende
nada de lo que ha leído. La vida
son páginas acumuladas. El polvo sobre
las páginas. Hombres solos. Mujeres solas.
La cortina. La calle. La luz resquebrajada.
 

 
Extravío
 
Viajamos. En un lugar preciso
inexpresivas bajamos la maleta.
El rumor da paso a la escalera
y después nos rodeamos con los brazos.
Abre una. La otra, no sabe
si la emoción durará,
sabe  que en el fondo, muy en él,
una lluvia de cosas tontas
comenzará a anegar un poco
la pared. Chiquillería y portazos.
Suave viento que estrena la ciudad.

La silueta de ambas en un futuro
ya lejano. Se deduce en ese instante,
un hermoso minuto, y si la pena
es una alteración depresiva del ánimo
cuando se pierde algo,
la melancolía surge cuando el objeto
extraviado es una misma.

Dos poemas de Concha García -autora de numerosos libros de poemas, ensayos, diarios y crónicas de viajes; también crítica literaria en diversos diarios y ganadora del Premio Jaime Gil de Biedma- sobre lo cotidiano llevado a lo poético, la belleza de momentos y su expresión.
En Diversas nimiedades, aparece la imagen de un lector -que reflexiona sobre sí mismo y lo que hace y que a la vez contempla la vida-, que acaba fundiendo el contenido de su lectura con el contenido de la vida.
En Extravío, la imagen de una despedida -en femenino-, de la partida de alguien, la emoción del momento, de la separación; con delicadeza, los matices de lo humano, de lo que nos ocurre y que nos hace sentir -no siempre alegremente.
Gracias a Concha García por la lectura de sus dos composiciones.

También te podría gustar...