Esperanza
Cuando la tormenta pase
y se amansen los caminos,
y seamos sobrevivientes
de un naufragio colectivo.
Con el corazón lloroso
y el destino bendecido,
nos sentiremos dichosos
tan sólo por estar vivos.
Y le daremos un abrazo
al primer desconocido,
y alabaremos la suerte
de conservar un amigo.
Y entonces recordaremos
todo aquello que perdimos,
y de una vez aprenderemos
todo lo que no aprendimos.
Ya no tendremos envidia,
pues todos habrán sufrido.
Ya no tendremos desidia.
Seremos más compasivos.
Valdrá más lo que es de todos
que lo jamás conseguido.
Seremos más generosos
y mucho más comprometidos
Entenderemos lo frágil
que significa estar vivos.
Sudaremos empatía
por quien está y quien se ha ido.
Extrañaremos al viejo
que pedía un peso en el mercado,
que no supimos su nombre
y siempre estuvo a tu lado.
Y quizás el viejo pobre
era tu Dios disfrazado.
Nunca preguntaste el nombre,
porque estabas apurado.
Y todo será un milagro,
y todo será un legado,
y se respetará la vida,
la vida que hemos ganado.
Cuando la tormenta pase
te pido Dios, apenado,
que nos devuelvas mejores,
como nos habías soñado.
______________________________________________________________________________ Un poema del artista cubano Alexis Valdés que ejemplifica, por un lado, la hiperinformación y a la vez la desinformación en las redes sociales (se puede encontrar atribuido a M. Benedetti y con el título “Cuando la tormenta pase”); y, por otro lado, ejemplifica un tipo que poesía que se puede llamar de emergencia (por cierto , hay una web así llamada), que aparece en tiempos de guerra o en otras epidemias o desastres colectivos (un poema renacido ahora también en la redes es “Y la gente se quedó en casa”, de K. O´Meara), y que pretende reflejar y aliviar una situación trágica y penosa que afecta a la mayoría de la población.
Y de esto va esta composición (en cuartetos de fácil comprensión, como un canto en plural de nosotros/-as), de los buenos deseos y de las mejores expectativas (en futuro) al acabar esta crisis global, sanitaria, colectiva e individual.
Gracias a María Matamoros por su lectura y su ofrecimiento.