Esplendor en la hierba


Aunque el resplandor
que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

 
Aunque mis ojos ya
no puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.

 
Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo…

 
En aquella primera
simpatía que habiendo sido una vez,
habrá de ser por siempre
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la muerte.

 
Gracias al corazón humano,
por el cual vivimos,
gracias a sus ternuras,

a sus alegrías y a sus temores,
la flor más humilde al florecer,
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.

Este texto es un fragmento de la “Oda a la inmortalidad” del poeta romántico inglés William Wordsworth, conocido por ser recitado y dar título al drama romántico rodado por Elia Kazan en 1961, un clásico del cine mundial.

En las tres primeras estrofas, que comienzan con una anáfora limitativa –la juventud se acaba, ya pasó el esplendor en la hierba, magnífica imagen de la energía, de la fuerza de los sentidos y de la plenitud de la vida- se presenta la tesis lírica: la nostalgia puede ser superada por la belleza del recuerdo.

En las siguientes estrofas, se incide en el poder reparador y en la fuerza del pensamiento y del sentimiento para sobreponerse al dolor y a la dificultad.

Una muestra de extrema sensibilidad y de calidad poética.

Dedicado a los/as alumnos/as que en este curso acaban su paso por el Centro; ahora empieza su juventud.

Gracias a Mª Victoria Campos, compañera de nuestro Centro, por la lectura de este poema.

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