La lírica del viaje
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Nunca fue la belleza en un poema
lo que busqué, era cosa de inermes mujeres.
Primero creí en la metafísica y en la entelequia,
desaprobé todo lo que no tuviera aristas,
pero el poema críptico cada vez hacía más aguas,
poesía a la deriva y siempre la forma,
la Sacra Forma.
Fue cuando llegué a lo cotidiano,
después a lo intrascendente,
y por último descendí por las escaleras
al nightclub de las vanidades.
Perdida la complejidad, todo era atraco narrativo.
De nuevo a la deriva y ya con demasiados cumplidos
no estaré por descubrir de críticos ávidos
de joven poeta desechable,
poesía de intencionado abuso,
nada valgo si entro en años y sobrepeso.
Como gato escaldado me adentro
en el uniforme a rayas del eclecticismo,
desgastadas todas mis zapatillas de esparto,
quizás sin paisaje definido ahora
todo esté por descubrir.
Al fin la lírica del viaje.
Y llegados a lo cursi
de la metapoesía, seguiré aquí,
de pie, hasta que acabe
con la palabra, o ella conmigo y mis días,
pero ¡cuidado! tengo un revólver de subasta
que perteneció –dicen– a Hemingway.
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Un poema de Balbina Prior –poeta, autora de varios libros editados, docente, doctora en Filología Inglesa, traductora y traducida y crítica literaria- en cuatro estrofas y en versos libres.
En primera persona, la poeta nos muestra su historia personal como autora lírica, su paso por escuelas y corrientes poéticas, que se funden con su trayectoria vital.
Una composición irónica –desenfadada y divertida por momentos, profunda, muy elaborada y bien hecha en todos sus versos-, donde se funden las reflexiones sobre la creación poética y el repaso de la propia existencia. El mismo título es un juego, a partir de la fusión de la escritura y la vida, entre la vida como recorrido y la escritura como un paso por diferentes momentos.
Sirva este texto para celebrar el Día Mundial de la Poesía, cada 21 de marzo desde hace unos años, y recordar el poder creativo de los poetas y la belleza de sus creaciones.
Gracias a Balbina Prior por la lectura de su poesía.
