Pequeño testamento

Os dejo el río Almofrey, dormido entre zarzas con mirlos,
las hayas de Zuriza, el azul guaraní de las orquídeas,
los rinocerontes, que son como carros de combate,
los flamencos como claves de sol de la corriente,
las avispas, esos tigres condensados,
las fresas vagabundas, los farallones de Maine, el Annapurna,
las cataratas del Niágara con su pose de rubia platino,
los edelweiss prohibidos de Ordesa, las hormigas minuciosas,
la Vía Láctea y los ruyseñores conplidos.

Os dejo las autopistas
que exhalan el verano en la hora despoblada de la siesta,
el Cántico espiritual, los goles de Pelé,
la catedral de Chartres y los trigos ojivales,
los aleluya de oro de los Uffizi,
el Taj Mahal temblando en un estanque,
los autobuses que se bambolean en Sao Paulo y en Mombasa
con racimos de negros y animales felices.

Todo para vosotros, hijos míos.
Suerte de haber tenido un padre rico.


Un poema de entorno familiar de Miguel d´Ors.

El yo poético se presenta como un padre que cede, en una herencia de tipo inmaterial, por así decirlo, a sus descendientes la belleza de la naturaleza (animal, vegetal, paisajística), del mundo de la cultura humana (la arquitectura o la música) o de la vida como espectáculo en sí misma.

Una llamada lírica a disfrutar lo que se nos ofrece como espectadores vivos de la vida.

Y, tirando de actualidad, una reflexión sobre la herencia que el humano actual dejará al humano descendiente.

Una bella composición poética sobre lo que debería ser el cambio de turno de una generación a otra.

 

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