Una extraña ciencia

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No busques la respuesta en los manuales
de química, ni en Google, ni en las páginas
con la esquina doblada de los libros.
No busques en las cartas, ni en los astros,
ni busques en la ciencia inaccesible
que todo lo describe fríamente.
Busca en el tacto ardiente de estas manos
que cincelan tu cuerpo de memoria,
en estos pies que avanzan con tus pasos,
en estos ojos que se quedan ciegos
cuando tú no me miras, o en la herida
que se abre en mí si alguna vez te hiero.
Busca en este poema, o en mi pecho.
Busca dentro de mí. ¿Lo ves? Es esto.
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Un poema de Julio Rodríguez -del libro del mismo título con el que ganó el XXIII Premio Internacional Antonio Machado de Baeza- de asunto erótico, pero con una perspectiva algo diferente, novedosa y cercana.
Dividido en dos estrofas, en la primera estrofa el yo poético se dirige al tú, al que pide rechazar la búsqueda de un sentido… a través de recursos objetivos, más o menos fundamentados; en la segunda estrofa, el yo hace ver al tú poético que la respuesta buscada está en la relación íntima, real e intensa que mantienen; es decir, el sentido inquirido es el amor, está en la existencia física y emocional de un lazo entre dos.
Una mirada distinta, actual, sencilla pero trabajada, al continuo enigma del amor humano; una composición que contiene una preciosa declaración sobre el amor; un juego lírico y óptimo sobre el arte de vivir.
Gracias a Mamen Pérez, compañera de Lengua de nuestro Centro, por la lectura de esta poesía.