Luz de otoño

Una incipiente luz se posa alrededor;
según Kandinsky, todo tiene su alma.
Nuno Júdice espera que las formas
desvelen lo profundo en sí.
Todo nos habla, dice Mújica.
 
Precisas detener el silencio
para apreciar lo cotidiano y su hondura,
aquello que haces y alzas conscientes
el orden de las cosas en su otoño;
cuántas son sus verdades,
las canas en tu voz, su lucidez,
el tono de la vida en callejuelas.
 
Otro modo de estar
va asentándose en los días.
                Diferente su hallazgo.

Un poema de Ana Isabel Alvea (Licenciada en Derecho y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada -con posgrado-, Diplomada en Estudios Avanzados;  relacionada con las revistas Ensentido figurado y Disidentes; crítica literaria, profesora de talleres de poesía y de creación literaria y coordinadora de clubs de lecturas y encuentros con autores; ha publicado los varios poemarios: Interiores, Hallarme yo en el mundo, Púrpura de Cristal, La pared del caracol, y Cuando susurran los cipreses) que comienza con referencias a un pintor y a escritores y sobre el entorno en que nos movemos.; en este caso en concreto lo que se poetiza es el otoño, el ambiente externo que nos rodea y lo que influye en cada uno de nosotros.

Un poema cultista, muy elaborado, la realidad liricalizada; poesía esencial y bella; la atmosfera -sobre todo la luz, además de…- que nos envuelve y que nos determina de alguna manera en nuestra actitud y modo de ver la vida.

Gracias a Ana Isabel, autora, por su disposición y generosidad.

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